domingo, 17 de julio de 2016

EL FUEGO Y LA PALABRA 1960

EL FUEGO Y LA PALABRA (Elmer Gantry) 1960

Basado en la novela de Sinclair Lewis que convirtió en guión Richard Brooks (Oscar al mejor guión).

Director: Richard Brooks

Actores principales: Burt Lancaster,(Oscar) Jean Simmons, Arthur Kennedy, Shirley Jones(Oscar), Dean Jagger y Patti Page. 

País: Estados Unidos


Hacía mucho tiempo que tenía ganas de ver esta película. Sobre todo por la estupenda Jean Simmons que me recuerda muchísimo a mi amada Vivien Leigh. Y no me ha defraudado.
Es una comedia dramática en la que se cuestiona la religión, la debilidad del ser humano y la hipocresía entre otras cosas.

La trama

Un vendedor ambulante vividor de raíces religiosas se acerca a una predicadora de gran fama para entrar en su negocio, ambos empiezan a predicar juntos con gran resultado. Los problemas se desencadenaran por la vida impura que ha llevado el vendedor y la intensa relación que se establece entre ellos. 

Nos narra las aventuras de un mujeriego (Burt Lancaster), pero con buen fondo. Durante la película veremos que nada es lo que parece. Este golfo es un vendedor ambulante que ama a su madre pero le miente como hace a todo el mundo. Proviene de una familia religiosa y de ahí ha memorizado gran cantidad de trozos de la Biblia que le servirán de mucho. Llega un momento de la historia en que se asemeja a una especie de Don Juan redimido, seguro tomaron inspiración en este mito de la literatura para el personaje. Reconozco que al inicio me causo simpatía, pero se me fue haciendo antipático cuanto más sabía de él, hasta que hacia el final recuperó mi cariño. No me extraña que ganara el Oscar al mejor actor. Esta película encierra muchas sorpresas. Más para la época. 
Rodada en los 60 pero basada en los años 20 durante la prohibición de alcohol y la segregación racial en su apogeo en EEUU. 

Sorprende como el cartel de la hermana anunciando su venida a la ciudad para predicar le llama tanto la atención, pero entonces recordamos que es un poco Don Juan. Sabe hacerse simpático con todos. Cuando más pobre es más capaz es de dar todo su dinero. Y así conseguir seducir a una mujer triste. A veces parece que actúa sin una lógica pero otras parece que lo tiene todo planeado. Eso lo hace tan humano. Ni corto ni perezoso vemos al vendedor ambulante meterse en una iglesia de personas de color y ponerse a cantar con ellos, ante el asombro de todos. Su amor a la religión como su debilidad humana no tiene fin. Es tan bueno como malo, y eso lo vemos al final.

La hermana predicadora (Jean Simmons) es una especie de diosa de la pureza que no deseamos pueda corromper. Con su acercamiento fue cuando se me hizo antipático. Pero hasta ella sorprende, no es tan ingenua como aparenta y le planta cara. Siempre va protegida de una especie de representante muy carismático, purista en cuanto a sus creencias y que al final vemos es tan interesado en los negocios como todos. 
Es más, ella se nos muestra como una mujer de negocios, enamorada de Dios(con un toque de locura), pero también empresaria ávida de dinero. Hasta reconoce haberse creado un personaje, eso se hace muy inquietante. Es más, hay momentos en que aparece más ligera de ropa, humana, junto a un hombre, pero nadie cuestiona que no sea pura, ella misma no le da importancia a eso, a su propia hipocresía. 
Porque parece que no se considera humana, si no inspirada. Como bien dicen en un momento de la película, el periodista cuestiona que la hermana esté "inspirada". "Es una palabra muy fuerte inspirada, eso implicaría que la inspira Dios". 

Otro personaje llamativo y que se gana pronto tu simpatía es el periodista. Ateo completo en una época donde eso tampoco se veía bien y debe andar con cuidado pero no tiene pelos en la lengua para dejar claro que considera un vividor al "nuevo" predicador que acompaña a la hermana (Burt Lancaster) y aún así durante toda la película se mantiene una amistad cordial entre ellos dos. Hasta el periodista tiene cierto respeto y admiración por la hermana (Jean Simmons) aunque no comparta sus creencias. 
Pero sobre todo deja claro que es un negocio lo que mueven, el ir predicando y convirtiendo personas no es caridad, son un circo ambulante que trae esperanza y muchas veces engaño. Se cuestiona esta forma de proceder.
Da mucha penita la cantante enamorada del vividor, es tranquila y paciente, se hace gracioso pero cruel ver como siempre va detrás de él para nada.
Cuando todo parece marchar genial aparece un personaje interesante, que llegó a ganar el Oscar, es la prostituta ex amante del nuevo predicador. Una especie de vengativa Doña Inés corrompida por el Don Juan hasta el punto de hacerse prostituta y desear venganza. Todo se ve solucionado de forma sorprendente para la época. 

Se repite lo que dice desde el inicio el nuevo predicador: todos somos humanos y cometemos errores. Por eso toma el pecado como una forma más de creer en Dios, de ser religioso. 
El acepta el pecado en la vida. Comprende que sin oscuridad no hay luz. Y su humanidad le lleva a querer tener una vida como los demás. Pero la hermana no puede dárselo, ve señales en todas partes y necesita ayudar a los demás para sentirse completa. No puede dejar el negocio. 

La relación que se establece entre ellos y el llamativo final me recuerda al mito bíblico de Sansón y Dalila, muy sorprendente. 
Las llamas lo purifican todo, exigen un sacrificio después de que la hermana logre un milagro. 

Al inicio de la película avisan de que es una obra que cuestiona la religión y puede herir sensibilidades, que es mejor no la vean niños. Muy curioso pero comprensible para la época. 

Un gran director, Richard Brooks, sabe como tratar los temas más controvertidos y mantenerte enganchada toda la película. Se alternan momentos de gran carga dramática con otros muy divertidos, refleja un momento de la sociedad americana, una forma de vida, y momentos muy humanos.



Recomiendo verla a todos, sean creyentes de alguna religión como ateos acérrimos. 
Para días en que se quiera ver entretenimiento de calidad y de paso cuestionarse la debilidad del ser humano. 



Momento emotivo e intenso donde canta en la iglesia sin darle importancia a la segregación racial.


Aurora Martell

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